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Columnas de Opinión

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LA REVOLUCIÓN DEL BURLESQUE

Cuando recién comenzaba mi camino en el burlesque, recuerdo haber oído las palabras de mi maestra Alondra, citando su biografía de Twitter en la que dice que es bellydancer por decisión espiritual, tribal por decisión política y burlesquera simplemente por hacer la revolución. Esto es, en mil aspectos, el burlesque para mí, una revolución de mujeres, hombres, cuerpos, tendencias sexuales y diversidad. Pero me detengo a pensar en la parte de los cuerpos y eso que mencionamos tan frecuentemente sobre que el burlesque es inclusivo. Que es un lugar donde tengo derecho a sentirme sexy aunque no cumpla con los cánones de belleza actual. Aunque tenga más o menos curvas de lo considerado socialmente “aceptable”, aunque tenga kilos de más, aunque sea mayor de 50 ó 60 años, aunque sea muy pálida o muy morena, aunque sea muy alta o muy baja, aunque tenga una malformación. Nada de eso me despoja de mi sexualidad.

Sin embargo, no se requiere un adivino para ver que no todo el mundo piensa así. En redes sociales leo constantemente agresiones a gente por sus cuerpos y también me toca escucharlas en el día a día. Que ésta tiene demasiados tatuajes, que esta otra es muy gorda para usar calzas, que éste se ve muy afeminado, que ésta usa demasiado maquillaje, que esta otra muestra mucho y no deja nada a la imaginación mientras que esa otra de ahí parece monja o marimacho.

Por Merkén Frenesí

Y aquí viene la parte más personal, en la que les contaré mi historia. Pasa que leo constantemente agresiones hacia personas con sobrepeso bajo la excusa de estar preocupados por su salud. Yo misma las he cometido y lo lamento. Tengo todavía sobrepeso. ¿Pero qué saben ustedes de mi salud? El día que descubrí que tenía el colesterol alto fui al médico, me puso a dieta y a hacer ejercicio. No bajé mucho, apenas en mis primeros dos meses, pero con el ejercicio mejoré inmediatamente mi colesterol. Al par de meses siguientes, había olvidado por completo la dieta y fui a mi nuevo control preocupada de haber revertido mis logros. Pero como me mantuve firme con el ejercicio, no fue así. No había perdido ni un kilo más, pero mis exámenes médicos arrojaron los mejores resultados que había visto en años. Puedo tener sobrepeso y estar saludable. Y si no lo estuviera, ¿no es asunto mío? Entiendo la preocupación por parte de quienes me quieren, ¿pero el resto? No me vengan con cosas, no pueden medir mi valor como persona por mi nivel de adiposidad, o porque se me mueve “el chao” en los brazos cuando los agito mucho.

Ahora, volviendo a lo que nos convoca, yo sé que no todo el mundo piensa como yo, y que muchos no comparten mi visión sobre el burlesque. Sé que hay chicas que quizás sólo desean hacerlo para sentirse bonitas y sexy, y me parece válido. No les pido que piensen como yo, que el burlesque debe ser diverso y que deben ver cuerpos que no necesariamente les parezcan atractivos en el escenario. Pero sí les voy a pedir algo, honestamente y de todo corazón. Si lo que van a hacer es burlesque, y van a llamarlo burlesque, y no jazz, o danza moderna o actuación u otro tipo de performance que incluya bailes sexy, si lo van a llamar burlesque, conozcan su historia. En su historia, en su esencia, el burlesque siempre ha sido revolucionario, ha desafiado el status quo. Partió haciéndolo con mujeres mostrando más piel de lo que era aceptado. Mujeres expresando su sexualidad mucho más de lo que se esperaba para la época.

 

Esas performances de los años 20 que hoy en día encuentran tan clásicas y bellas, fueron tachadas de ordinarias, escandalosas y a las performistas constantemente las llevaban presas y los lugares en los que bailaban eran clausurados (sólo para volver a abrir, con más éxito y clientes, ya que no hay prensa mala). En los años 50 las bailarinas se organizaron, y decidieron defenderse de abusos de los dueños de los locales donde bailaban, y exigir pagas justas. Formaron comunidad. Esto también fue revolucionario. No, la comunidad del burlesque no es algo que hayamos inventado las performistas en Chile para creernos superiores a las que “no se sienten parte de la comunidad”. No caigamos en la ignorancia. La comunidad del burlesque viene de mucho antes, es la base del Burlesque Hall of Fame, y hoy en día a nivel internacional celebra la diversidad y defiende el hecho de todas y todos, sin importar tamaño, peso, edad u orientación sexual, podamos formar parte de este hermoso mundo.

Si usted va a hacer burlesque y no comparte mi visión, lo entiendo y lo respeto. Pero respéteme también y respete el arte que está haciendo, estúdielo, entiéndalo, conozca sus fundamentos y considere no limitarse, no sólo repetir pasos de baile de musicales, estos pueden ser muy lindos, pero en ellos, a mí parecer, no está el corazón del burlesque. Eso es algo que va mucho más allá. Atrévase a despojarse de sus prejuicios, de simplemente decir “es que a mí esto no me parece estético” y cuestiónese el por qué, vaya más allá, lleve sus reflexiones más lejos, desafiase a usted mism@.

Si va a ser parte de esta comunidad, si va a hacer burlesque, ayúdenos a crecer. Queremos crecer con usted. Queremos rendir homenaje a hermosas y fuertes mujeres que nos abrieron las puertas que hoy nos permiten hacer burlesque. Sin ellas, ni siquiera sabríamos lo que el burlesque es y mucho menos lo estaríamos practicando en estas latitudes. Sin ellas, no habría sobrevivido más de un centenar de años. Sin ellas, esta escena no existiría, lo que usted está haciendo no existiría. Atrévase, conózcalas, respétalas, entiéndalas. Intente entenderme como yo intento entenderl@ a usted. Si sigue deseando hacer lo de siempre y no cambia mayormente su manera de ver el burlesque después de eso, está bien. Lo respeto y le deseo la mejor de las suertes en su camino escénico. Pero por favor, use la palabra “burlesque” con respeto, y al menos entendiendo todo lo que hay detrás. Gracias.

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